martes, 4 de febrero de 2014

¿A qué le tenemos miedo?

En La Raya/ COLUMNA

Ery Acuña Meneses
Nunca había escuchado tanto malestar social en mis 40 años de vida. Invertiría esta cuartilla en enlistarlos, pero no hace falta: están a la vista de todos. Vaya, hasta la reparación de baches lo hacen terriblemente mal (en el caso de Tuxtla Gutiérrez).
 
La sociedad está cansada de que los partidos políticos se oferten como si este país fuera un mercado de ideologías, con la creencia de que la gente es estúpida para no darse cuenta de la falsa identidad de los líderes partidistas (no la militancia, que es otra cosa).
 
Bajo este escenario, mañana 5 de febrero nace en México el Primer Congreso Popular conformado por ciudadanos alejados de los intereses partidistas, empresariales, y de cualquier índole que no sea el propio interés ciudadano de terminar con las imposiciones.
 
Por ejemplo, en corto, hasta los mismos priistas señalan su profundo desacuerdo con la Reforma Energética que su partido y el PAN (apoyados por el PRD) aprobaron hace unas semanas. Son muchos los mexicanos que saben lo que representa esta farsa, y que el gobierno quiera hacernos creer muchas supuestas bondades.
 
Lo que no hagamos hoy, lo habremos de lamentar mañana. El Congreso Popular representa una oposición pacífica, donde muchos intelectuales, artistas y periodistas se han unido para intentar, como primer punto, tirar la Reforma Energética de Peña Nieto.
 
El gobierno y sus voceros se han encargado de difundir que no hay nada qué hacer, que la reforma energética está sellada. Totalmente falso. Aún se puede derogar.
 
¿Quién puede creer que los extranjeros vinieron a invertir para ayudar a México a salir del subdesarrollo? Sólo tome en cuenta que somos una de las tres reservas petroleras más importantes del mundo.
 
La semana pasada un servidor se inscribió al Congreso Popular que mañana se instala en el Monumento a la Revolución de la Ciudad de México. Me sumé por escrito al esfuerzo, como 2 mil 500 mexicanos (en su primera etapa) lo han hecho en la página de www.congresopopular.org .
 
Cuando Salinas de Gortari decretó el Fobaproa –¿se acuerdan?— muchos mexicanos pagaron con sangre propia ese macabro atraco. Todos gritaron, pero nadie se organizó. Hoy, muchas familias aún están pagando caro créditos hipotecarios altísimos.
 
Hoy, muchos intelectuales, investigadores, artistas y luchadores sociales han lanzado esta iniciativa pacífica, cien por ciento ciudadana y apartidista, para echar abajo el peor atraco de los últimos tiempos en México. Mis hijos y los suyos pagarán caro esta afrenta de la reforma en los años posteriores sino se protesta; porque entonces sí, ya no habrá nada qué hacer.
 
Alguien dijo que el país más rico del mundo es México, porque lo han saqueado durante 500 años y aún no terminan de hacerlo. Lo malo es que esas riquezas siempre terminan fuera de nuestras fronteras y los mexicanos lo hemos permitido. ¿A qué le tenemos miedo?
 
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@Eryacunaeryacuna@hotmail.com
Foto tomada de museografo.com

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