viernes, 29 de julio de 2011

La voz indígena de un flamenco

Ery Acuña Meneses

Lo valioso de una historia no es contarla desde arriba, sino desde abajo, donde nacen las raíces y se forma el embrión que le da vida.

Y eso es lo que hizo Jan de Vos Van Gerben, un misionero jesuita de origen flamenco nacido en Amberes, Bélgica, que arribó a la Selva Chiapaneca cuando apenas rayaba los 37 años de edad, y de la cual nunca pudo escapar, enredado entres los bejucos y la maleza de sus raíces indígenas.

Su muerte ocurrida apenas el pasado 24 de julio, cimbró en Chiapas, donde reposan sus cenizas, en manos de quien fuera su pareja desde 1985, después de que renunciara a su vida eclesiástica, doña Ema Cosío, hija del historiador Daniel Cossío Villegas.

Entre las hojas de sus libros está plasmada gran parte de la historia de Chiapas, desmitificadas las verdades inventadas, desmenuzadas y analizadas como pocas veces algunos episodios trascendentales, como las primeras migraciones descubiertas hace 18 mil años en una cueva del municipio de Ocozocautla, hasta la irrupción armada del EZLN en 1994.

Fue el primero en relatar cómo ocurrió el primer fraude electoral en el estado durante el proceso de anexión de Chiapas a México en 1824, en su ensayo “El sentimiento chiapaneco”, donde describe cómo hasta los muertos y los recién nacidos votaron para que Chiapas se incorporara a la incipiente nación mexicana.

Su obra más mencionada es sin duda “La paz de Dios y del Rey, la conquista de la Selva Lacandona (1525-1821)”, donde desmitifica varios retazos de la historia de los conquistadores, y expone la sanguinaria aniquilación que se dio contra la estirpe de los lacandones, después de más de 150 años de resistencia. Los lacandones de hoy, dijo sólo son herederos del nombre.

Jan de Vos escarbó sin descanso a lo largo de los últimos 34 años de su vida, la memoria chiapaneca en los archivos de España, Guatemala, Alemania y de muchos rincones más. Pero ante todo, se introdujo en el pensamiento y el corazón de los pueblos mayas, zoques y los rescoldos de los indios “chiapa”.

En su libro “Oro verde, la conquista de la Selva lacandona por los madereros tabasqueños (1822-1949)”, describe puntualmente cómo se dio un saqueo abominable de los recursos naturales de la selva, la más grande de su historia. Ya aniquilados los lacandones, los aserradores no tuvieron ningún problema para saquear la selva y transportar los árboles a través de la corriente del río Lacantún, y recogerlos en Tabasco.

Decía que para rescatar el sentimiento chiapaneco aplicó la técnica del psicoanálisis. Al hablar con esa señora “llamada sociedad chiapaneca”, primero descubres cosas agradables y maravillosas, pero conforme la plática fluye, vas conociendo sus traumas, los abusos de los que ha sido objeto, hasta conocer sus más entrañables traumas y problemas que subsisten desde la época de la Conquista.

Jan de Vos comparaba a Chiapas con una orquesta, donde unos tocan la flauta, otros los violines, el piano y el violonchelo, pero que cada quien lo hace por su cuenta, provocando un efecto de ruidos sin armonía, sin música. Por eso aspiraba a que algún día, los músicos se pongan de acuerdo para tocar una bella sinfonía que le permitiera sacarlos de los enormes rezagos que mantiene, y en donde el director del la orquesta, el Gobierno, es el mayor responsable.

Con vos indígena, apenas hace 10 años escribió “Nuestra raíz”, con el fin de que los indígenas conocieran su propia historia, y para lo cual el libro fue traducido, además del español, a las cuatro principales lenguas indígenas que se hablan en el estado: chol, tsotsil, tseltal y tojolabal, esta última, a la que dedicó gran parte de su obra.

Apenas el año pasado presentó su última gran obra “Vienen de lejos los torrentes/ Una historia de Chiapas”, editado por el Coneculta Chiapas, el cual, a decir de la presentación, se trata de “una ardua tarea de interpretación de hechos de pasado, para explicar el presente”, donde “reflexiona sobre las causas y efectos de esos periodos históricos, en el marco de las conmemoraciones del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana”.

Doctor en historia por la Universidad Católica de Lovaina, también fue investigador del INAH, miembro del Sistema Nacional de Investigadores, de la Academia Mexicana de Ciencias, y de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala, además de fundador y director de una de las instituciones más importantes en estudios sociales de México, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).

También fue asesor del EZLN en los diálogos de paz con el Gobierno Federal, ocurrida en San Andrés Larráinzar en 1995.

Entre sus innumerables reconocimientos están el de “Caballero de la Orden del Rey Leopoldo” en el 2003, la máxima distinción del gobierno belga, y el Premio Chiapas, el reconocimiento más importante que se otorga en el estado a un ciudadano por sus aportaciones a las artes y las ciencias.

En Chiapas existe una frase muy peculiar para saludar a la gente, “idiay, vos”, que denota “¿cómo estás?”, ¿”qué pasó”? y que se acuña en muchas regiones como un saludo cordial, fraterno y cotidiano. Por eso decimos que el doctor de Vos, hasta en el apellido traía lo chiapaneco de origen.








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