domingo, 19 de septiembre de 2010

El general no tiene quién lo encuentre

Foto: Casco de la exhacienda de Juncaná,
en el muncicipio de La Trinitara, Chiapas.

Ery Acuña Meneses
LA TRINITARIA.- En Chiapas está sepultado un héroe de la más alta importancia para el continente, que llegó a ser soldado de los dos más grandes libertadores de América latina: Benito Juárez y Simón Bolívar.
Se trata del general José María Melo y Ortiz, nacido en 1800 en el territorio de Nueva Granada, hoy Colombia, y que por azahares del destino cayó fusilado y fue enterrado en la finca Juncaná, del municipio de La Trinitaria, a unos 30 kilómetros de Comitán, hace exactamente 150 años.

El general Melo llegó a caballo a la finca Juncaná. En la gráfica se observa a un habitante del lugar.
Este militar colombiano llegó a ser, incluso, presidente de Nueva Granada, tras servir de soldado al Libertador de América, Simón Bolivar, y encabezar una lucha sin tregua para darle poder a los obreros. Tras ser desterrado por los conservadores de su país, decidió combatir contra las fuerzas conservadoras de Nicaragua y El Salvador, de donde finalmente saltó a Chiapas para ayudar a Juárez en su lucha para restaurar la Constitución de 1857, abolida por los conservadores.
Según varios historiadores, el general Melo fue bien acogido a su llegada el 10 de octubre de 1859 por el entonces gobernador Ángel Albino Corzo, quien logró que el presidente Juárez lo reconociera como militar mexicano, y así pudiera encabezar un pequeño ejército fronterizo en la línea divisoria de México con Guatemala.

El alcalde de La Trinitaria, Mario Hugo Calvo Hernández; el cronista del municipio,
José Guillermo Vera Guerrero, y un servidor,conversando en la casa del segundo.
Narra el cronista de La Trinitaria, José Guillermo Vera Guerrero, que el general Melo fue emboscado en junio de 1860 cuando hacía labores de reconocimiento en la Finca Cunjaná, donde se hallaban las fuerzas de un militar conservador, Juan Ortega, y que ahí fue emboscado: “Como es tradición de los tojolabales, ahí mismo fue enterrado”, dice.
Recuerda que allá por 1990 llegó don Enoch Cancino Casahonda con un grupo de colombianos a buscar sus restos, pero que luego de varias excavaciones no lograron encontrarlos.

Pobladores de Juncaná, conversando con el alcalde de La Trinitaria en la plazuela de la exhacienda.
La ex hacienda de Juncaná es hoy habitada por gente próspera que se siente orgullosa de ser parte de la historia de este personaje. De este lugar es el alcalde de La Trinitaria, Mario Hugo Calvo Hernández, quien dice que un sueño de la comunidad es rehabilitar la finca y convertirla en un atractivo histórico, con el fin de que la gente conozca este pasaje tan importante de la historia de México y Colombia.

El monumento al general José María Melo, un tanto deteriorado por el paso de los años.
Además colinda con los Lagos de Montebello, la zona arqueológica de Chincul-Tik, y el Hotel Parador Santa María. “Sería un gran honor que mucha gente pudiera visitarnos para conocerla”, señala el edil.
A pesar de esto, cuando viene gente a visitarnos, los atendemos muy bien dice el alcalde Calvo Hernández.

Una bella postal del Hotel Parador Santa María, uno de los atractivos que colinda con la exhacienda.
Si el premio Nóbel de Literatura, Gabriel García Márquez, escribió que en su natal Colombia existió un “Coronel que no tiene quién le escriba”, en Chiapas bien podemos decir que hay un general, también colombiano, que no tiene quién lo encuentre.